Me llamo Carolina. Soy porteña y pampeana de corazón, o pampeana y porteña de corazón. A esta altura ya no sé.
Viví en Buenos Aires casi toda mi vida, pero mis dos papás eran del interior de Argentina, así que desde muy chica viaje bastante.
En aquellas épocas los viajes -y la vida, y la crianza también- eran muy distintos. En el auto íbamos sin cinturón, y los celulares, tablets y demás no existían.
Pero más allá de cómo viajábamos, el quid es que el ADN viajero siempre estuvo en mi. Más aún cuando me enamoré de un pampeano y empecé a viajar mucho más seguido, entre vernos, las escapadas juntos y viajes con amigas.
En abril del 2020, plena pandemia, me convertí en “mami primeriza” -capítulo aparte-. Poco a poco se fue levantando el aislamiento y viajamos por primera vez a La Pampa, Hilaria gritó sin parar casi los 600km y pensé: ”Listo, nunca más viajamos”.
Pero como somos muy inquietos y nos gustan los desafíos, empecé a pensar nuevos recursos para ir haciendo más ameno el viaje. Así, después de algunos viajes cortitos, en 2021, todavía con semi aislamiento, nos animamos, hicimos una movida enorme y estuvimos 3 meses en distintos lugares de Europa. Con la preparación correcta y los juegos bien pensados, los viajes fueron caaasi un trámite! Incluso me mandé y viaje sola con Hilaria de Malta a Ginebra.
En el medio de todo esto, fui descubriendo que leía casi todo el tiempo sobre maternidad, viajes, juegos, estimulación; y empezaron a nacer en mí ganas de un cambio de rumbo y de compartir un poco de todo lo que iba aprendiendo. Pero lo cierto es que no sabía cómo, y entre la crianza y mi trabajo, tampoco tenía tiempo real para dedicarle.
Con la llegada de Aurelio ese sentimiento empezó a ser más fuerte, a la vez que los viajes y esperas se iban haciendo un poco más desafiantes con dos chicos chiquitos. Peeero, entre tanto caos, entendí que ser mamá puso en jaque toda mi estructura, transformó mi forma de pensar, de querer y de ver al mundo. Y lo mejor de todo, es que le di lugar a ese sentir y decidí emprender un proyecto con el que pudiera acompañar a los chicos y sus familias.
Así, con lo que había aprendido de mi propia necesidad de encontrar herramientas simples, útiles y estimulantes para esos ratos de espera, en estos tiempos que a veces va todo tan rápido, todo es instantáneo y digital, nació la idea de las busy bags: un recurso para que los chicos vuelvan al centro de la escena y para que los papás tengan a mano algo que realmente funcione en esas situaciones que requieren más paciencia, presencia y creatividad.
Por eso, mientras esperaba la llegada de mi tercera hija, Ignacia, con mucha ayuda, paciencia y esfuerzo, también se fue gestando Pupa On The Go,
Cada bag está pensada hasta el máximo detalle, tanto que nunca me parecía estar lista, pero finalmente Pupa llegó para quedarse.
Mi deseo que Pupa se convierta en un verdadero aliado y llegue a sus manos como un compañero de ruta, para ayudar a los grandes a volver a disfrutar el camino y conectar con nuestros hijos abriendo espacios donde el juego compartido, la curiosidad y la imaginación sean protagonistas. Gracias por dejar que Pupa sea parte de un pedacito de su historia familiar.
